Hoy salí de Coruña hacia Barcelona, en avión a las 8.40h. Llegamos Al Prat a las 10.15h. con un muy buen aterrizaje que casi no se notó.
Al llegar fuimos a buscar el equipaje que estaba en la otra punta del aeropuerto y nos dirigimos a coger un taxi para que nos acercara a la Terminal B del muelle adosado para embarcar en el Sovereign. Al verlo ya supimos que era el mejor barco del mundo.
Cuando íbamos a entrar en la Terminal dimos la vuelta a las cintas para entrar y facturar las dos maletas que llevábamos. Junto a nosotros, en la cola había unos señores muy amables y graciosos y estuvimos hablando con ellos.
Al entrar en esta gran nave fuimos a coger unas bebidas que nos ofrecían, todas con alcohol excepto el agua que es lo que tomé. Luego fuimos a hacer la tarjeta Pullmantur que servía para saber quien estaba y quien no en el barco, y para que los adultos pagaran las compras en el barco.
Luego en esta gran nave estuvimos esperando casi una hora para poder embarcar y por suerte, que raro! entramos de últimos.
Al subir, casi me desmayo porque entramos por la cubierta número 4 donde está el Centrum, que es la parte principal del barco, y donde está ubicada la recepción. Un señor de la tripulación nos mandó esperar 5 minutos para ver si venía más gente de nuestra cubierta, la 6, y así ahorrarse un viaje. Despues de este tiempo, no vino nadie más y este señor nos acompañó hasta nuestra cabina, la 6044. Subimos en los ascensores y nos llevó por estribor hasta nuestro camarote. Los pasillos me parecieron muy anchos, ya porque lo son, pero además por un vídeo que ví anteriormente en internet. Sería otra cubierta... Despues de estar unas cuatro horas en el camarote, vaciando la maleta y llenando el armario, fuimos al restaurante El Guadiana, en la cubierta 3; Esto fué a las 8 de la tarde. Entonces fué cuando conocí a dos señores mayores que compartían la mesa con nosotros, y al camarero que nos serviría durante todo el crucero.
Al terminar de cenar fuí al camarote hice esta redacción y me fuí a la cama pensando en la suerte que tenía de estar haciendo este crucero con mi abuela e imaginando como sería la excursión del día siguiente.
Por: Lois Rivera López
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