Este año estamos trabajando con el Proyecto Semente para ir a vender objetos artesanales a la calle, para eso neceitamos la licencia, que conseguimos tras leer el discurso que creamos.
Al llegar al Ayuntamiento ya me empezaron a entrar los nervios, memorizé en bajo varias veces el discurso y todas con éxito.
Después los presidentes de cada cooperativa nos sentamos en los bancos laterales y el resto del equipo directivo al fondo.
Iban pasando los coles, cada me ponía más nervioso y de repente oí mi nombre, me tocaba. Salí todo nervioso, recitaba bien el discurso hasta de lo que excitado que estaba me olvidé el último párrafo. Musitaba descontroladamente sin saber lo que decir, entonces decidí terminar. Me arrepentí todo el día de ese fallo por no llevar escito el discurso, pero me dieron la licencia igualmente.
Luego salí y respiré el aire exterior que necesitaba por estar dentro tan inquieto, no lo soportaba ya más.
El discurso es el siguiente:
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